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El día que los crayones regresaron a casa
Los crayones que Duncan ha perdido, olvidado en algún lugar durante las vacaciones, abandonado en el patio al calor del sol, tirado en el piso al alcance de su perro o que ha dejado en su bolsillo y han llegado a la lavadora, le escriben cartas para exigirle que los rescate de los apuros en los que se encuentran. Duncan se pone triste por haberlos abandonado y de inmediato pone manos a la obra para recuperarlos a todos y compensar el tiempo perdido.
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El día que los crayones renunciaron
Un día, en la escuela, Duncan encontró un montón de cartas para él. Eran sus crayones que, molestos por el trato que recibían, decidieron escribir cartas como ultimátum para Duncan. Crayón Beige está cansado de ser el segundón de Crayón Café; Crayón Negro quiere ser usado para algo más que los contornos; y el Naranja y el Amarillo ya no se hablan porque cada uno cree que es el verdadero color del sol. El pobre Duncan solo quiere que sus crayones sean felices. ¿Qué podrá hacer para tenerlos de vuelta?
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Perdido y encontrado
Un niño encuentra un pingüino extraviado en la entrada de su casa. Al verlo solo y triste decide ayudarlo a encontrar el camino de regreso a su hogar. Tras mucho investigar, averigua que los pingüinos habitan en el Polo Sur y busca la forma de llevarlo allí. Durante el viaje descubre que la soledad no es lo mismo que la nostalgia del hogar.